martes, 6 de diciembre de 2011

Three Weeks in Paradise, versión Amstrad CPC 464


El videojuego de 8 bits que voy a analizar ahora —publicado por “Mikro-gen”, en 1985— se puede considerar un curioso pionero de lo que bastantes años más tarde serían las aventuras gráficas de los 90 —de las cuales, soy un confeso enamorado.

En este espléndido videojuego adoptamos el papel del famoso, por aquel entonces, Wally Week; protagonista, en solitario o acompañado por su familia, de hasta cinco programas —todos ellos de una magnífica factura—: “Automanía”, “Pyjamarama”, “Everyone´s a Wally”, “Herbert´s Dummy Run” y este “Three Weeks in Paradise." 

La trama de “Three weeks in Paradise” es bien sencilla: Wally se ha ido de viaje con Wilma —su esposa— y Herbet —su hijo— a una isla en el mar de la Alegría, de vacaciones. Pero ésta está habitada por una hambrienta tribu de caníbales. Así que, cuando empezamos la aventura, nuestro cometido es salvar a Herbert —quien se cuece en una olla a fuego lento, listo para ser el plato principal— y rescatar a Wilma —colgada boca abajo—, quien, si no lo remediamos, se convertirá en el postre, después de que el pequeñín sea devorado.

Para salvar a tu familia, tendrás que resolver un sinfín de puzles y manejar con tino los objetos repartidos por las distintas pantallas, mientras evitas que los enemigos que pululan por la isla —murciélagos, cocodrilos, cangrejos, caníbales, burbujas, y un largo etcétera— te quiten una vida con sólo tocarte.

La mecánica de juego es simple, pero efectiva e intuitiva. Podemos llevar como máximo dos objetos encima. La mejor estrategia es ir acumulándolos en una pantalla donde no haya peligros —no olvidéis que el tope, son cuatro objetos—; y luego, darles uso, a medida que vamos descubriendo para qué sirven.

Los gráficos son grandes y coloridos. La vista es lateral. Lo peor, quizá sea el scroll; ya que hay que salir de una pantalla, para aparecer en la siguiente. Lo que provoca, como ocurría en “Camelot Warriors” que, a veces, podamos perder vidas al chocar contra enemigos que no vemos.


La historia está plagada de golpes de humor —propios de los videojuegos protagonizados por esta familia—. Los enemigos estorban, pero no son muy peligrosos; aunque si te descuidas, te pueden quitar las vidas en un abrir y cerrar de ojos. 


Se dice que es el videojuego más fácil de terminar, de todos los creados por “Micro-gen”;  y, probablemente, estén en lo cierto. No porque “Three weeks in Paradise” sea demasiado sencillo de acabar, sino por los extremadamente complicados que son los demás. Pues confieso que a mí me dio muchos quebraderos de cabeza, y no sé si tuve que tirar en algún momento de las soluciones de la revista “Micromanía”.

De todas formas, si queréis un emulador gratis y no sabéis cual, mirad este enlace de los compañeros de Amstrad Esp -uno de los mejores sitios para saber más del Amstrad y donde podréis encontrar gran variedad de títulos clásicos y nuevos; sí, la escena retro está viva, aunque cada vez más parada en el caso concreto de Amstrad.

En caso, de que no sepáis o tengáis alguna duda o curiosidad al respecto, decidmelo en los comentarios, y os aclararé todo lo que esté en mi mano.

1 comentario:

  1. ¡Ostras, esa portada de Micromanía con los mapas del Saboteur! Por Dios, qué juego más jodido, nunca logré acabarlo...

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