martes, 20 de diciembre de 2011

Army Moves, versión Amstrad CPC



Otra vez analizamos un videojuego publicado por “Dinamic”, y creado por el talentoso Víctor Ruiz. Lo cual no hace más que confirmar la enorme repercusión que tuvo esta compañía española en la industria de los videojuegos de 8 bits, y el desbordante talento de un programador que, en la actualidad, dicen, trata de sacar adelante un remake de “Navy Moves”.

Este programa, aparecido en 1986, permitió que la compañía española penetrara en el férreo mercado inglés; aunque “Abu Simbel Profanation” había allanado previamente el camino.


“Army Moves” fue un éxito internacional, en toda regla, y la primera parte de una saga mítica —aunque inconclusa—, compuestos por el citado videojuego, más “Navy Moves”, “Arcti Moves” y una quinta parte que se iba a llamar “Desert Moves” y que jamás fue publicada.


Por desgracia, “Arcti Moves” salió la luz en un momento equivocado, en medio de la transición de los 8 a los 16 bits —cuando la mayoría de las empresas españolas de videojuegos estaban desapareciendo—, lo que le condenaría a sufrir un fracaso comercial, que pondría, de manera anticipada, punto y final a la saga. Pues a pesar de que la tercera parte, para los 8 bits, aún hubiera resultado un producto atractivo; para los 16 bits, se quedaba un poco atrás, desfasado, ante la avalancha de los nuevos títulos que empezaban a surgir por aquel entonces; los cuales sacaban un mejor rendimiento a los procesadores emergentes y a las herramientas gráficas de Amiga, Atari o PC.


Lo primero que hay que destacar de este videojuego —como ya comenté en el análisis de “Camelot Warriors”— es la magnífica carátula, firmada por Alfonso Azpiri; que sin ser uno de sus mejores trabajos, logra transmitir, sin apenas elementos, una gran fuerza y dinamismo.




Pero pasemos a analizar el videojuego.

Nos encontramos en medio de un conflicto bélico y nuestra misión es superar los cuatro niveles de la primera carga; y después, los dos que conforman la segunda.

El videojuego comienza situándonos al volante de un jeep que debe recorrer un maltrecho puente, plagados de agujeros, por los cuales podemos caer —si no saltamos a tiempo—, mientras destrozamos, a base de misiles tierra-tierra y tierra-aire, los vehículos terrestres y aéreos que tratan de darnos caza.


Cuando lleguemos al final del puente, accederemos al segundo nivel, donde tendremos que pilotar un helicóptero, y evitar ser derribado por los enemigos que nos acechan, al mismo tiempo que descargamos más misiles, en medio de la refriega.

En el tercer nivel, retomamos el jeep. En el cuarto, nos ponemos de nuevo a los mandos del helicóptero. Ya en el quinto, seguiremos el caudal de un río, plagado de peligros, armados sólo con una metralleta y una cuantas granadas, mientras saltamos de roca en roca y evitamos los feroces ataques de varios animales salvajes. En el sexto, vamos a tener que infiltrarnos en una base enemiga, infectada de soldados enemigos.

Al final, tendremos que movernos por el interior de la base y llegar a una habitación, donde se encuentran, escondidos en el interior de la caja fuerte, los documentos secretos que tanto sudor y sangre nos ha costado.

La versión de Amstrad CPC destacó, cuando apareció, por la calidad de los gráficos y el esplendido colorido, siendo muy superior a las versiones de 16 bits.

Nos encontramos con un programa que reúne todas las cualidades y defectos de la mejor época de “Dinamic”. En lo positivo, destacamos el alto grado de adicción, la elevada calidad gráfica —de la que ya hemos hecho mención— y el suave scroll. En lo negativo, sobre todo, la endiablada dificultad, lo que provocaba que algunos jugadores se frustrasen y desistieran de seguir intentando no morir a las primeras de cambio.



Por último, reseñar la música que sonaba durante el juego —al menos en la versión para España—, que si bien escuchada ahora nos puede resultar algo desquiciante; en su momento, proporcionaba a la historia una atmósfera de película de acción, propia de los ochenta, que nos ayudaba a sumergirnos, más aún si cabe, en la trama bélica.

Como con el resto de videojuegos analizados, lo he vuelto a jugar y a disfrutar; y me resulta curioso como, siendo unos críos, éramos capaces de pasarnos varias pantallas de este dificilísimo arcade. Aunque, también, he de confesar que yo nunca logré llegar a la tercera carga sin valerme de Pokes o cargadores.

Recuerdo que, sobre todo en los niveles del jeep, mi hermano conducía y yo disparaba los misiles. He oído que otros, lo que hacían era elegir una misma tecla para los misiles tierra-aire y tierra-tierra. A mí, nunca se me ocurrió; qué le vamos a hacer.


De todas formas, si queréis un emulador gratis y no sabéis cual, mirad este enlace de los compañeros de Amstrad Esp -uno de los mejores sitios para saber más del Amstrad y donde podréis encontrar gran variedad de títulos clásicos y nuevos; sí, la escena retro está viva, aunque cada vez más parada en el caso concreto de Amstrad.

En caso, de que no sepáis o tengáis alguna duda o curiosidad al respecto, decidmelo en los comentarios, y os aclararé todo lo que esté en mi mano.