lunes, 23 de julio de 2012

The Amazing Spider-Man




UNA PELÍCULA INNECESARIA

Este reinicio fílmico se inspira claramente en un cómic guionizado por Bendis y dibujado por Bagley: “Ultimate Spiderman”. El cómic en cuestión está fuera de la continuidad convencional y apareció, hace más de diez años, con el propósito de intentar captar a nuevos lectores. Por desgracia, aparte del diseño de vestuario y sobre todo, lo mejor de la película, las secuencias en las que Spiderman se balancea con su red por la ciudad de New York -cuyos planos aéreos parecen calcos de las impresionantes composiciones que nos regaló Bargley- poco más podemos encontrar en común.

Para ver lo bien que funciona “Ultimate Spiderman” bastaría con publicar un volumen que recopilase las viñetas donde el protagonista es Parker, obviando las páginas dedicadas a su álter ego superheróico. Entonces, nos encontraríamos ante un magnífico melodrama sobre la adolescencia y la vida en el instituto. Si hiciéramos lo propio con el filme, ¿qué nos quedaría?: Nada.


Dibujo de Bagley para Ultimate Spiderman

Los pequeños cambios del origen no justifican una nueva película y de hecho funcionan de forma nefasta tal y como son utilizados. El Lagarto es un personaje que no tiene sentido si no se presenta como un hombre con un descomunal sentimiento de culpa, obsesionado con sanar la amputación de su brazo, enfermo e inseguro. La presencia de su hijo y de su esposa y sus constantes fracasos de contener a su Yo Lagarto son elementos dramáticos vitales para entender la idiosincrasia del personaje; en la película se prescinde de ellos y apenas se nos da información de él, salvo aquella que está explícita en sus diálogos. La dualidad existente entre el cerebro científico y el instinto ni siquiera se plantea. Connors no tiene una sola escena memorable, como sí ocurría con los villanos de las dos primeras encarnaciones del personaje.

El Lagarto hubiese estado mejor caracterizado con maquillaje, vistiendo la bata destrozada y dotándole de proporciones menos exageradas; es decir, humanizándolo. Porque tal y como lo presentan en pantalla lo único que consiguen es restar “realismo” al filme. 

El Lagarto en los cómics
 
El tío Ben no goza de un mayor peso en la historia que en anteriores reencarnaciones. Harry Osborn, el mejor amigo de Parker, quien sirve como espejo distorsionado del héroe, no aparece. Su padre, Norman Osborn, se le menciona y poco más. Los secundarios brillan por su ausencia. Con Flash Thompson, el abusón del instituto, se amaga con darle una mayor profundidad psicológica y que no se limite a ser solo el que le hace la vida imposible a Parker; no obstante, tanto en la continuidad convencional como en el universo Ultimate llegan a ser buenos amigos. Pero sin saber por qué, este desaparece del metraje, aunque luego aparece al final, como ocurre con todo el entorno del instituto. Los personajes de la redacción del “Daily Bugle”, fundamentales en la mitología de Spiderman, tampoco aparecen. La insulsa relación con Gwen Stacy se vale de todos los trucos propios del romance más facilón, más concretamente del estilo “Crepúsculo”, para tratar de contentar al público más joven.