martes, 20 de marzo de 2012

MARCO POLO, de CEFA


Hace unas semanas pude, gracias a mi buen amigo Luis, jugar al “Marco Polo”, juego de tablero publicado por Cefa en los años ochenta, después de más de veinte años deseando echar una partida.

Recuerdo que vi jugar a unos chicos mayores del barrio en la calle, en el suelo de  un portal, y me quedé prendado del tablero cartografiado, de las monedas y del diseño de las cartas.


Visto hoy, me resulta uno de los diseños más flojos de Isidre Mones; a años luz de otros tableros ilustrados por su genial pluma. Pero, por aquel entonces, me resultaba tan alucinante la idea de mezclar elementos del “imperio Cobra” con los de “La ruta del tesoro” –un Monopoly ambientado en la época de los Piratas- que mi percepción debía de estar bastante condicionada por mi corta edad y por mi desbordante imaginación, constantemente avivada por los cómics, las novelas, el cine y las series de televisión. 

Era increíble ver mezclarse las figuras de los guerreros del “imperio Cobra” –quienes hasta muchos años después pensé que tenían una boca enorme, cuando en realidad era el contorno de la armadura y de la barbilla lo que me llevaba a la confusión-, y su atmósfera, con las exóticas monedas de “La ruta del tesoro”.
 

No me enteré de cómo se jugaba, pero los jugadores parecían absorbidos por la partida que estaban disputando. Había tiradas de dados, combates y dinero… ¡qué más se podía pedir!


Hace varias semanas, como ya he dicho, creo que era domingo, entregados como estábamos a una velada retro de videojuegos, Luis sacó la clásica caja grande de “Marco Polo” y desplegó el tablero sobre la mesa. ¿El motivo? Los constantes apagones de luz que sufrimos. Desde entonces, Luis me ha dicho que no se ha vuelto a ir la luz en su casa. El destino suele ser caprichoso.

Como constantemente se estaba yendo la luz y jugar a los videojuegos retro en nuestros emuladores se había tornado misión imposible, decidimos por optar por otros juegos retro que no necesitasen de la energía eléctrica. Tanto se fue la luz, que acabamos jugando a la luz de una vela –hecho que mejoró la velada, retrotrayéndonos a épocas donde los mecheros y las velas todavía no habían sido sustituidos por los móviles como fuente de luz durante los apagones.

La partida de “Marco Polo” duró muchísimo más de lo que teníamos previsto. Primero porque estábamos aprendiendo a jugar sobre la marcha y no sabíamos manejar bien la estrategia. Y segundo, y aquí viene la crítica más negativa de “Marco Polo”, porque resulta muy complicado moverte por el tablero, ya que se tiene que tirar un dado de seis caras para hacerlo, y si te sale un seis o un cinco eres asaltado por los bandidos y tienes que luchar contra ellos. La probabilidad de que te ataquen los bandidos y te roben, ya sea cartas o monedas, es tan altas que la mayoría pasamos varios turnos avanzando como una tortuga y perdiendo todas las cartas y el dinero que teníamos que llevar hasta el siguiente punto.  A veces, resultaba frustrante, y le restaba jugabilidad a la partida. Tal vez si los ladrones solo te asaltaran cuando saliese seis, el juego sería más fluido y menos reiterativo.




Pero quitando el pequeño inconveniente de los bandidos, he de decir que “Marco Polo” es un juego de tablero –o de mesa, como decíamos antes- muy entretenido, que gana enteros cuando los implicados en la partida empiezan a entender el sistema de juego. Sí, todos saben jugar, las estrategias son más elaboradas y la partida gana en emoción y diversión. El método de comercio es bastante sencillo y rígido, pero suficientemente interesante como para no perjudicar la jugabilidad.

No profundizaré mucho más en las reglas, solo añadiré que si alguien está dispuesto a probar, puede descargarse este, y otros juegos descatalogados de Cefa, en este enlace. Es muy sencillo, basta con que entréis en el enlace y luego pichéis sobre la imagen del juego que querais descargar; entonces, os aparecerá la opción de Descarga.

Espero que le deis una oportunidad, y que luego lo comentéis.