domingo, 14 de agosto de 2011

Destino Oculto ( The Adjustment Bureau,2011)


George Nolfi supera con creces el mayor reto de la película: lograr que los espectadores se crean el repentino flechazo que surge entre la pareja de protagonistas. Las escenas románticas están construidas de forma sobresaliente, tanto en el plano técnico como interpretativo.

En lo que se refiere a la dirección, Nolfi rueda las secuencias románticas de forma elegante, sencilla y sugerente. Creando una atmósfera intima y sensual, la cual permite que los actores tengan espacio suficiente para respirar e interactuar entre sí. Pero tampoco le hace ascos a las escenas de acción, donde consigue desplegar una encomiable tensión y un sentido de la urgencia prodigioso; ayudado, claro está, por una acertada banda sonora y un montaje fluido y eficaz.

La pareja de protagonistas desborda complicidad en las escenas que comparten. Resulta tan importante lo que se dicen, como lo que callan y dejan entre ver. Los diálogos están magníficamente escritos e interpretados.

Matt Damon soporta el peso de toda la trama de la película con una solvencia incuestionable, y se defiende en las secuencias románticas con tanta destreza como en las de acción. En cambio, la sorpresa de la película, la brinda la joven Emily Blunt, quien es capaz de transmitir sentimientos tan complejos como el enamoramiento, la desesperación o el desamparo, valiéndose exclusivamente del lenguaje corporal y de su forma de mirar para hacerlo.

Además, ambos actores salen reforzados del envite, pues Matt Damon convence como prometedor político, y Emily Blunt, tanto en el aspecto físico como técnico, parece una realmente una experimentada bailarina.


Toda la verosimilitud la proporcionan los actores. Incluido el excelente plantel de secundarios que rodean a la pareja protagonista. Si no fuera por ellos, los elementos sobrenaturales de la historia no funcionarían tan bien como lo hacen. Los espectadores participan del juego que les propone el director, porque les resulta fácil empatizar con la pareja protagonista; y aceptan, lo fantasioso y rocambolesco de la trama, gracias al buen hacer de los actores encargados de dar vida a los enigmáticos hombres de la Oficina de Ajustes.

La película está plagada de humor, escenas memorables y detalles fascinantes, los cuales quedaran grabados en la retina del espectador tiempo después de que se enciendan las luces de la sala.

El concepto de la película es innovador y atractivo. Nolfi nos invita a reflexionar sobre lo que somos y a preguntarnos: si realmente somos libres, o nuestras decisiones están, en cierta forma, condicionadas, ya sea por una fuerza mayor o por las circunstancias que nos rodean.

El debut como director de guionista George Nolfi resulta esperanzador. Lástima que la película pierda fuelle en su tramo final y la resolución de ésta sea demasiado apresurada y convencional, en contraposición con el resto del metraje.

Por eso mismo, el espectador, cuando se encienden las luces y se levanta de la butaca, abandona el cine con un sabor agridulce. Pues siendo una película estimable, no es tan buena como podría haber sido de haber arriesgado un poco más. Una pena.