miércoles, 12 de septiembre de 2012

Total Recall (2012), de Len Wiseman



LA EXCEPCIÓN QUE CONFIRMA LA REGLA

Por lo visto en los trailers -los cuales no le hacen ninguna justicia al filme- y por ser un remake de una película de culto, uno no podría más que esperar otro remake mediocre, cuya única virtud sea la de inducirte a ver el original para reconciliarte con la historia. Pues nada más lejos de la realidad. “Total Recall” es una película enérgica, con entidad propia, que te deja sin aliento; entretenida y directa; dirigida con un pulso narrativo y un ritmo trepidante, así como una planificación técnica sobresaliente a la hora de encarar las escenas de acción; aunque a veces peca de los mismos excesos que “Minority Report”.

Uno de los puntos fuertes de esta revisión del clásico de Paul Verhoeven es la excelente ambientación, deudora de los maestros del cómic de ciencia ficción europeo y el manga apocalíptico y futurista. Obviamente, la película también está muy influida por el ambiente tétrico y melancólico de “Blade Runner” -que ya bebía de las mismas fuentes- y la citada “Minority Report”.

En contra, podemos decir que el guion de “Total Recall” es algo forzado, tendiendo los personajes a explicar más de la cuenta en sus diálogos, en lugar de mostrárnoslo; por ejemplo: el personaje de Colin Farrell le cuenta a su amigo que está hastiado, pero ese sentimiento no se transmite en imágenes. El final de la trama es poco atrevido y complaciente. El argumento amaga con golpearnos en la boca del estómago varias veces, con giros y resoluciones tan inesperadas como brutales, pero director y guionista se muestran demasiado cautos y condescendientes con sus personajes como para llevar sus decisiones hasta sus últimas consecuencias -la tragedia no puede entenderse a medio gas; una pena que en Hollywood no se den por enterados-. Chirría un poco el hecho de que el protagonista se sienta miserable encontrándose casado con una bellísima mujer -aunque eso ya ocurría en la original-. La historia hubiese ganado en realismo sucio con un reparto femenino compuesto por actrices que no tuviesen aspecto de modelo maquilladas para seguir estando preciosas a pesar de las circunstancias. Y ojo, que ellas no están mal -mejor Kate Beckinsale, en su papel de esposa convertida en implacable perseguidora de su marido, que su némesis: Jessica Biel, que ejerce de sacrificada compañera rebelde de Colin Farrell -quien cumple con sus dos roles de forma más que correcta.

Otro de los puntos negros del filme es que en algunos momentos se hacen concesiones al cine más comercial: recreándose en los efectos especiales; alargando en exceso alguna secuencia de acción; reduciendo el desarrollo de personajes a la mínima expresión; evitando, una vez comienzan las hostilidades, intercalar escenas pausadas -las cuales son vitales para que el espectador respire y lograr que las secuencias trepidantes no pierdan fuelle a medida que se suceden...

Aun con todos sus defectos, la película no se resiente; los conceptos innovadores -el ascensor que atraviesa el mundo de lado a lado es todo un hallazgo- y las secuencias brillantes predominan sobre los aspectos negativos.