martes, 16 de octubre de 2012

Looper, de Rian Johnson



Looper” no cumple con las enormes expectativas que había suscitado.

La premisa de la película es muy interesante y se le podía haber sacado mucho partido. Rian Johnson, guionista y director de “Looper”, nos muestra un mundo donde el tiempo es líneal y los cambios que se producen, tras viajar atrás en el tiempo, no provocan una paradoja temporal y el consabido nacimiento de una nueva realidad alternativa, sino que literalmente cambian los acotencimientos que se darán en el único futuro posible. Lo que permite explorar un sinfín de posibilidades argumentales a cada cual más apasionante, así como responder a las preguntas morales que todos nos hemos planteado alguna vez.

En la película se nos plantea el dilema ético de si está justificado asesinar a alguien que será el resposable del sufrimiento y el dolor de miles de personas antes de que lo haga. De tener la posibilidad de acabar con la vida de un genocida, ¿lo harías? ¿El destino es inevitable? ¿Sacrificarías la vida de un niño inocente que sabes a ciencia cierta que se convertirá en un monstruo cuando alcance la edad adulta? ¿Qué precio tienes que pagar por ser la mano ejecutora de una acción tan horrible? ¿Los monstruos nacen o se hacen? ¿Matar es la única opción o el futuro se puede alterar de otras formas?

Para poner en tela de juicio dichas cuestiones morales e intentar indagar en el alma humana, así como tratar con cierto pudor temas actuales como son las diferencias sociales y la crisis mundial que sufrimos, Rian Johnson nos presenta un futuro tecnológicamente no muy lejano al nuestro e introduce a los Looper; hombres jóvenes que trabajan para un misterioso hombre del futuro y que se encargan de asesinar y luego hacer desaparecer los cuerpos de las personas que les envían, desde el año 2072 al 2042, gracias a una máquina del tiempo con el propósito de borrar cualquier rastro de su existencia. Johnson opta por no explicarnos la teoría que permite los viajes en el tiempo, sino que utiliza la máquina temporal como elemento narrativo y se centra, con mayor o menor acierto, en contarnos una historia de personajes; lo cual es de agradecer, pues son muchas las películas que hacen aguas por tratar de darle una explicación científica a elementos fantásticos.

Joe es un Looper -más por “casualidad” que por elección- que pretende conseguir el suficiente dinero como para poder empezar una nueva vida en otro país; lo que podría alterar su futuro y el de otros de una manera drástica en función del destino que elija. Tanto él como el resto de sus colegas son aparentemente conscientes de que en algún momento tendrán que cerrar el bucle; que no es otra cosa que asesinar a su yo futuro -otro concepto interesantísimo que no está lo suficientemente explotado en el filme-. Pero, claro, no es lo mismo saber que eso puede llegar a suceder si se dan una serie de circunstancias, a que suceda realmente y tengas que enfrentarte al hecho de tener que asesinar al hombre en quien te vas a convertir dentro de treinta años.

El ambiente de serie negra en su presentación y su nudo y de western crepuscular en su desenlace están bien conseguidos. Sin duda, lo mejor de la película es la impresionante intepretación que Joseph Gordon-Levitt hace del Joe joven. A quién habrá que seguir con atención, pues parece estar creciendo de una forma espectacular como interprete, y no sería extraño que en breve fuese uno de los actores más importante de Hollywood; talento y presencia le sobran.

Su interpretación es una lección magistral de lo que significa actuar; no se vale exclusivamente de sus recursos interpretativos y de un acertado maquillaje y vestuario para dar vida a su personaje, sino que mimetiza de una forma soberbia a Bruce Willis para que nos creamos que ambos son la misma persona con treinta años de diferencia. Joseph Gordon-Levitt utiliza los registros de voz, ademanes, gestos y miradas propias de Bruce Willis, sin caer nunca en la caricatura.

Solo se pierde un poco el efecto de que son la misma persona cuando ambos actores comparten plano y se nota que Bruce Willis es más corpulento y alto, a pesar de que normalmente estén sentados, se juegue con el plano contra plano, el tiro de cámara y la posproducción digital.

Bruce Willis, quien parece estar viviendo una segunda juventud -como sus compañeros/rivales del cine de acción de los ochenta y los noventa-, no tiene ningún problema en reírse de sí mismo y parodiarse en algunos momentos y nos ofrece una interpretación contenida y solvente, muy en la línea de “Pulp Fiction”.

Lo más divertido de la película son los guiños a otras películas de Bruce Willis y los intercambios de pullas entre un Joe joven y su envejecido yo del futuro; las cuales nos hacen coómplices a los espectadores en un juego metalingüístico entre el público, los actores reales y los personajes ficticios.

Por desgracia, y esto no es tanto un problema de él, como de un guion correcto, previsible, con escasa profundidad y necesitado de bastante más brío, la trama pierde interés a medida que Bruce Willis comienza a ganar presencia en el metraje y Joseph Gordon-Levitt debe compartir protagonismo con su yo envejecido.

Lo peor de la película es lo poco que se aprovecha la presencia de un excelente interprete como Jeff Daniels, quien cuando quiere y le dejan demuestra que es un actor capaz de efrentarse a papeles drámaticos con muchísima solvencia; el deficiente desarrollo de la trama, la cual parece avanzar a trompicones y desinflarse en algunos momentos; el nulo desarrollo de los personajes secundarios y ciertos comportamientos forzados que no tienen otra justificación que la de hacer que ocurran cosas que de otro modo no podrían darse -sirva de ejemplo toda la relación entre el Joe joven y la madre del niño.

Y lo que más perjudica a la calidad del filme, el nefasto y anticlimático uso de la cámara lenta y el montaje por parte de Rian Johnson en los momentos aaparentemente más intensos, épicos y dramáticos. El montaje de las secuencias de acción que se desarrollan en la granja donde viven el niño que parece estar destinado a convertirse en un monstruoso asesino y su madre rozan el ridículo. Es como si el director hubiese querido emular la épica de Nolan al dirigir la acción ralentizada de alguna de las espectaculares secuencias de acción de “Origen” y no hubiese sido capaz. 

El final, aunque coherente, es bastante frío y tramposo; dejando al espectador con la sensación de “¿Ya? Pues vale”.

Looper” es una película que podía haber sido una gran película, pero que debido a la falta de atrevimiento y autoría del director y guionista del filme acaba resultando un producto pasable -como “Los sustitutos” o “Red”; por citar dos ejemplos- del que se puede disfrutar si el listón de exigencia del espectador se coloca muy bajo.