lunes, 31 de octubre de 2011

Intruders, de Juan Carlos Fresnadillo


LA CONSAGRACIÓN DE JUAN CARLOS FRESNADILLO


Juan Carlos Fresnadillo, después de obtener un éxito inesperado, antes si quiera de empezar su carrera cinematográfica, gracias a la candidatura al Oscar de su primer cortometraje ("Esposados", 1996), supo mantener los pies anclados al suelo y no se dejó cegar por los flashes de Hollywood. Tras la ceremonia, volvió a España y preparó con esmero la que iba a ser su ópera prima: "Intacto". Un largometraje arriesgado, y de enorme valía.

Danny Boyle se adelantó a todos, en una jugada maestra, y decidió contar con el talento de Fresnadillo, para que éste se pusiera detrás de la cámara en la que iba a ser la continuación de "24 días después". El director español no sólo estuvo a la altura, rodando esta segunda parte, sino que "24 semanas después" resultó ser una película mucho más sólida e interesante que la primera dirigida por el inglés. 

Tras el éxito de "24 semanas después", Hollywood llamó a su puerta y le puso al frente de varios proyectos que no acabaron de cuajar. Aunque, finalmente, Fresnadillo pudo sacar adelante "Intruders". 

Lo más destacable de "Intruders" es la capacidad que tiene el director para sembrar la inquietud en los espectadores, valiéndose exclusivamente de poderosas imágenes y de falsos silencios. Las secuencias evocan emociones fuertes, sin necesidad de utilizar trazos gruesos. Los personajes no sueltan largas parrafadas, para decirnos cómo se sienten; es la cámara -que parece estar siempre flotando- y las interpretaciones físicas de los actores, las encargadas de moldear una atmósfera espeluznante. 

"Intruders" nos cuenta dos historias familiares que transcurren en paralelo, aunque en épocas distintas; y que al principio no parecen tener demasiado en común. En una de ellas, una familia española recurre a la religión para tratar de escapar de los fenómenos sobrenaturales que parecen asediarles; en la otra, es la psiquiatría la que trata de dar una explicación a los extrañas sucesos. En ambas, resulta importantísima la presencia de un monstruo sin cara -Carahueca- que se dedica a robar los hermosos rostros de niños y niñas. 

En la película se nos habla de los miedos ancestrales e infantiles que perviven en la memoria, después de alcanzada la madurez, y cómo estos pueden afectar la estabilidad familiar. 

Fresnadillo también demuestra que se puede rodar una película de Terror en español, y en España, sin que nada quede forzado o artificial; aunque a esto también colaboran las impresionantes actuaciones de Daniel Brull, Pilar López de Ayala, Héctor Alterio y el niño protagonista, excepcionales todos ellos. Y no menos excepcionales, el reparto inglés, encabezado por un soberbio Clive Owen. 

El guión es sencillo, y quizá peca de demasiado esquemático. La trama, debido a algún aspecto endeble en su estructura y desarrollo, si hubiese caído en manos de otro director menos talentoso, podría haber dado como resultado un bodrio infumable. Pues toda la tensión y el suspense de esta película tienen muchísimo que ver con una cuidada planificación técnica, un montaje acertadísimo y una banda sonora, quizá demasiado presente, pero que cumple sobradamente.

martes, 25 de octubre de 2011

"Scifiworld: Escribas del Miedo"


Ayer salió "Scifiworld: Escribas del Miedo", un especial sobre escritores en lengua castellana y novelas de Terror. En él podréis saber un poco más -o descubrir- a Emilio Bueso, Juan Ángel Laguna Edroso, David Jasso y Juan De Dios Garduño. 

"Scifiworld: Escribas del Miedo" es una edición digital gratuita, un regalo de Scifiworld a sus lectores. Para descargar el especial en PDF basta con pinchar sobre la imagen que acompaña la entrada o sobre la columna de la derecha donde aparece la imagen de la portada.

La publicación será aperiódica, por lo que no os puedo anticipar cuándo saldrá otro número. Lo que sí espero es que os pique el gusanillo, y le deis una oportunidad a alguna de las novelas mencionadas.

lunes, 10 de octubre de 2011

Sacamantecas y otros relatos vacos de terror, de Mikel Rodríguez

Mi compañero de Nocte, Mikel, nos trae una interesante antología. Os dejo la nota de prensa de un libro que, al menos un servidor, va a devorar en breve:


SACAMANTECAS Y OTROS RELATOS VASCOS DE TERROR de MIKEL RODRIGUEZ

Las historias que constituyen este volumen son fruto de un afortunado cruce entre el género de terror –muy particularmente tal y como lo entendió H. P. Lovecraft, cuya «presencia», siempre inquietante, es notoria a lo largo de todo el libro– y la tradición vasca más truculenta y esotérica. El título del texto que encabeza el volumen, Sacamantecas, o el de otros, como Sabbat, Hombre-lobo en Bergara o Vampiros en Donostia, son suficientemente elocuentes sobre el espíritu que ha animado al autor, Mikel Rodríguez, quien se ha servido de su condición de historiador para ambientar los relatos con notable rigor en el tiempo y en el espacio. Así, en ellos aparecen referencias explícitas al misterioso despoblado alavés de Otxate, a las cazas de brujas del siglo XVI y XVII en el Labourd y en el país del Bidasoa o al naufragio en extrañas circunstancias del mercante Komaroski en aguas de Donostia, suceso éste que pudo inspirar a Bram Stoker uno de los episodios más conocidos de Drácula. Del mismo modo, los relatos están poblados por personajes históricos, desde un asesino en serie como Juan Díaz de Garayo, el famoso Sacamantecas, hasta Sabino Arana, fundador del PNV, pasando por el científico Fausto Elhuyar o el fabulista Félix María Samaniego. Rodríguez se suma con este volumen a una corriente literaria, la del género fantástico y de terror, que, aunque quizá no aflore con excesiva frecuencia, fluye desde lo más profundo de la tradición y la historia vascas.

Mikel Rodríguez Álvarez  (Oiartzun, 1967) es profesor de Historia en el instituto de Lekaroz. Especialista en Historia Contemporánea y en Historia Oral, ha colaborado con instituciones como Eusko Ikaskuntza o Gerónimo de Uztariz y revistas como  Historia 16,  Historia y Vida,  El mundo de los Pirineos o Serga, donde ha publicado un centenar de artículos. También ha participado en la actualización de la Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco y del Petit Larousse. Es autor de los libros Maquis. La guerrilla vasca 1938-1962 (2000), Memoria de los vascos en la II Guerra Mundial (2002) y Espías vascos (2004). Sacamantecas y otros relatos vascos de terror es su primera incursión en la literatura de ficción

martes, 4 de octubre de 2011

Código fuente, de Duncan Jones



UN TROPIEZO PERDONABLE

“Código fuente” es una película realizada con solvencia, que cumple con su principal cometido: entretener. Este logro bastaría para cualquier otra producción de Hollywood, pero siendo la segunda película de Duncan Jones (“Moom”, 2009) resulta a todas luces insuficiente.

Estoy convencido de que cuando las luces de las salas en las que se proyectará la película se enciendan, los espectadores abandonarán el cine aturdidos, sin tener claro si les ha gustado o no. Porque “Código Fuente”, siendo un producto digno, no alcanza las cotas de calidad que se le presupone a una película urdida por un director que está destinado a dejar su impronta en el séptimo arte; convirtiéndose la cinta en una especie de quiero y no puedo.

La dirección no es lo que provoca que la película, que se presenta interesante, termine por ser un film fallido. Duncan Jones es un director notable. Sabe mantener el ritmo y planificar las distintas secuencias, con extrema habilidad, sin caer nunca en la saturación de planos, y evitando, en todo momento, la confusión que se da en otras películas contemporáneas, donde un montaje epiléptico, impide situar a los personajes en la acción y saber lo qué están haciendo en cada momento. 

El guion es lo que echa por tierra la película, pues es demasiado endeble. El guionista Ben Ripley parte de una premisa poco explorada —viajes hacia atrás en el tiempo, de pocos minutos—, pero no original, como nos han querido hacer creer. Aunque el desarrollo de las tramas no tienen nada que ver entre una y otra, esta película recuerda a “Los cronocrímenes” (2007), dirigida por Nacho Vigalondo.

Los personajes secundarios apenas están esbozados, y carecen del trasfondo necesario para que los espectadores empaticen con la tragedia a la que están abocados. El trabajo de caracterización es nulo. No parecen personas, sino personajes fingiendo serlo; y éste, es otro de los grandes lastres de la película. Siendo la historia de un hombre que despierta en un tren destinado a explotar, qué menos que sufrir un poco por el cruento final que les aguarda a los incautos pasajeros.

Salvo la magistral interpretación de Jake Gyllenhaal (“Donnie Darko”, 2001), capaz de darle verosimilitud a su personaje, tanto en el papel de héroe como de hombre confuso y asustado, poco se puede salvar del resto del reparto, enfrentados a la imposible empresa de darle dinamismo y veracidad a unos personajes mal escritos.

Si alguien no acaba de entender a qué me refiero, basta que visione “United 93” (2006). En esta película, dirigida por Paul Greengrass, el espectador sabe que todos los ocupantes del avión están condenados a morir, y aún así, durante el metraje, vibra y se conmueve con los intentos de la tripulación y los pasajeros por evitar la tragedia. Por el contrario, en “Código fuente”, no se te forma un nudo en el estómago cuando sale malparado algún personaje, como sería deseable.

Duncan Jones hará una gran tercera película. La tercera, siempre es más fácil que la segunda. Tras la decepción, el nivel de exigencia se reduce.