Todas las noches salía al balcón del séptimo piso que compartía con su mujer y el bebé, con el firme propósito de saltar al vacío delimitado por la barandilla. Algunas noches, cuando el dolor remitía y por fin podía dormir unas pocas horas, acurrucado al calor que desprendían el cuerpo de su mujer y del bebé, se alegraba de no tener valor suficiente para acabar con su vida; otras, la mayoría, se odiaba por desear morir cuanto antes y que todo terminase.
Me gusta tu estilo, claro y conciso, directo y critico pero sin caer en convencionalismo.
ResponderEliminarQuiero más! ^^'
Muchísimas gracias por tu comentario, Pika. En breve colgaré otro microrelato, y espero que estés ahí, al otro lado, para poder leerlo.
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